Mar de Galilea - noviembre de 2015 |
Durante
nuestra peregrinación, por lo menos una vez, en el mar de Galilea
experimentamos esa sensación de quitarnos el calzado, de pisar la tierra, la
arena, de caminar entre las pequeñas piedras, de sentir el agua del mar donde
caminó Jesús.
En el
mismo pasaje del éxodo (Ex 3, 1-14) Moisés pide a Dios su nombre y este
responde: “Yo soy el que soy”. El creador del ser como verbo. También hay quien
interpreta que podría traducirse como Yo soy el que estoy. El que está siempre
con su pueblo, con el hombre.
También descalzarse significa humildad, lo descalzos suelen ser los pobres, los humildes. Caminar descalzo es también un gusto que se aprende a saborear. De joven solía ir y venir al río caminando descalzo. Hasta que regresaba a los adoquines y el hormigón de las calles de la ciudad. Mi abuela solía insistirme en que me calzara. Yo llevaba las chancletas en la mano y respondía: «tengo puestos mis zapatos naturales».
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