En mi caminata diaria llego hasta la iglesia del Cordón, en
la puerta se lee: aforo 250 personas. Banco por medio están marcados con una
cinta roja. Hoy salí algo tarde. Estando en silencio, frente al santísimo
expuesto, veo que comienzan a llegar unas personas y a ubicarse en la primera
fila, un ayudante coloca el Cirio Pascual… son los preparativos para un
bautismo.
Me digo que volvieron los bautismos individuales. Los miro
con cierta nostalgia. Recuerdo perfectamente el bautismo de mi hermana menor
(15 años menor), el de mi hija mayor. Solo los familiares y el sacerdote. Una
ceremonia sencilla, con mucho silencio, cada palabra resuena en los oídos y su
significado permanece repiqueteando. Más tarde, ya en nuestra casa, reunidos,
se comentarían las palabras del cura. Es 1972 y a esa parroquia aun no ha
llegado le reforma del concilio vaticano II. En algunas, los sacerdotes más
informados apresuraron los cambios, en otras en cambio, como en la que relato:
Santa Rita, el padre Yemi, ya con muchos años, continuaba dando la misa de
espalda. No soy quién para opinar, creo que la liturgia mejoró mucho, se hizo
más accesible, más entendible. Pero sin duda fue un fuerte sacudón.
Llegan otras dos personas, todos con tapabocas. Un hombre
con unos cuántos años, con saco sport.
Cuando llevamos a bautizar a nuestra segunda hija ya los
bautismos eran colectivos. La iglesia estaba repleta, los padres y padrinos en
el extremo de cada banco, sobre el pasillo central. Fue en la iglesia Santa
Isabel de Paso de los Toros. Silencio era lo menos que se podía pretender. Nos
llamó mucho la atención el cambio, no porque no lo supiéramos. La ceremonia fue
diferente. Había sí muchas familias, cada una contigua con las demás, pero
encerrada en sí misma. Los cuatro abuelos debieron viajaron unos cuántos
kilómetros, casi trecientos.
Me encuentro sentado casi sobre la mitad de la iglesia.
Llega una señora con una niña. Dos hombres quizá padre e hijo, por las edades…
Pienso en el bautismo impartido por San Juan, imagino las
personas entrando al río, los imagino en su mayoría hombres que no se conocían
entre sí, aunque en pueblos chicos… Juan bautizó con agua… sobre un paso del
Jordán, el río de agua verde, agua en la que pude mojar mis manos y mis pies.
Jesús no bautizó. El verdadero bautismo llegaría con el
Espíritu Santo, después de su muerte y resurrección. En Hechos de los
Apóstoles, Lucas nos habla de gran cantidad de personas bautizadas en un día.
Algunos se conocerían otros no. eran grandes bautismos colectivos, la iglesia
en masa crecía.
Mis otras dos hijas fueron bautizadas por un sacerdote primo
de mi madre. Ceremonias grupales más acotadas. Mis nietas fueron bautizadas en
ceremonias también colectivas, de pocas personas.
Una mujer levanta al bebito, totalmente vestido de blanco
para que otra lo vea. En ese momento se presenta el sacerdote con tapabocas. ¿Será la historia de la iglesia, adaptarse al momento? ¿Qué quieren que les
diga? ¡Lo prefiero así!